31 julio 2009

30. Sin título


Y ahora, ¿qué?

13 julio 2009

29. Write on me


Hoy ya van dos. Aquí tienes el segundo.

No sabes lo mucho que me gusta escribir para ti. A partir de hoy lo incluiré en mi lista de hobbies

Y que quiero seguir ruborizándome mientras tecleo

Y que quiero seguir ruborizándome mientras espero a que leas

Y que quiero volver a chocarme con los marcos de tu puerta

Y que quiero ser tu "tauro"

12 julio 2009

28. Padre


Soy tu padre putativo, tu protector, tu 'eye in the sky, looking at you'. Al menos fue así tiempo atrás, hace unos siete u ocho años. Creo que no hace falta decir nada más, por mucho que me dedique a redactar al borde del coma etílico. Bueno, sí, sólo una cosa: estoy seguro de que nadie ha rezado por ti como lo hice cuando teníamos catorce años, para que no te equivocaras cuando leías en voz alta y no te trastabillaras cuando llegaban las erres seguidas de consonante. Si el mundo fuera justo, si tú fueras justa y fueras capaz de aplicar correctamente el sentido de la palabra amistad, ésa que tantos quebraderos de cabeza nos lleva años dando, me estarías venerando eternamente, subyugada a todos mis designios, a todo lo que yo te pidiera que hicieras. Aunque no lo creas, no soy tan hijo de puta. Ni siquiera te pido que me devuelvas los rezos, fíjate lo que te digo. Simplemente te ruego que huyas, o que despiertes, o que, al menos, nunca más vuelvas a ser eclipsada. Eres la mejor entre tanta mediocridad, traducida en faldas cortas, sonrisas pícaras y locales con flores en las paredes. Eres la rosa entre la mierda, la última esperanza en un mundo para el que, reconócelo, no estás hecha.

Huye. Despierta. Lo que sea, pero hazlo ya. Me estoy cansando de esperar.

Fdo: Tu padre putativo

07 julio 2009

27. Love songs

El domingo pasado llegué a la conclusión de que las canciones de amor (en español, aunque también puede extenderse al resto de idiomas) ya no son los que eran. Ya no quedan hombres capaces de decir que están aquí, para adorarte, de reconocer que han mojado sus sábanas blancas recordándote. Ya nadie es capaz de reconocer que ama con la fuerza de los mares, ni con el ímpetu del viento, ni como el niño a su mañana, por patéticas que suenen estas comparaciones hoy en día. Los amores pederastas, con niñas de quince años, dejaron de existir. Ya nadie promete morir contigo si te matas y matarse contigo si te mueres. Los tarde o temprano seré tuya y mío tu serás se extinguieron hace tiempo. Los nombres ya no saben a hierba, las almas no se enamoran, los pulsos no se paran si te dejan de querer. Ni siquiera ya somos capaces de decir mon amour seguido de unos siete u ocho trikis o de encomendarnos a las flechas del amor.

Ya no quedan canciones de amor como las de antes. (No sé si) Es triste, pero es así.

02 julio 2009

26. Veinte cosas (banales) que me entristecen

1. Los perros guía
2. El Cercanías Alcalá-Nuevos Ministerios en domingo
3. Cualquier animal cojo o al que le falte alguna pata
4. Los domingos en general
5. Los globos de helio y medio deshinchados que se quedan enganchados en los árboles
6. Los bebés feos
7. Ir de rebajas por el centro y que me llamen gordo
8. Los paquetes de braguitas abiertos y la ropa en el suelo
9. Que todos los contactos del msn estén desconectados
10. Los coches tuneados (sobre todo si van rápido a altas horas de la noche)
13. El rinoceronte o elefantito asmático que se queda el último en la estampida de 'Jumanji'
14. La gente que escupe en el suelo
15. Los libros forrados (sobre todo con revistas del corazón) para que no se vea el título
16. Los puñetazos que Jack da en el pecho de Charlie para que respire tras encontrarle medio ahorcado en una liana http://www.youtube.com/watch?v=BwKTFeD0ZFY
17. El baile con el que Meredith acepta a su hermana Lexie http://www.youtube.com/watch?v=Z-Lqp4dLvr8
18. Las fotos de hombres con abdominales y sin vello de las páginas de contactos
19. Los hombres y mujeres que hinchan globos en el retiro y van difradados de Mickeys Mouse o de Winnies de Poo falsos
20. Que no sea capaz de expresar por qué me ponen triste los perros guía y que acabe redactando un post estúpido con otras diecinueve banalidades.

01 julio 2009

25. El ajuar de Ana

Marga no sabe que en el barrio le llaman la Bruja. Piensa que, si hablan de ella, tiene que ser por lo bien vestida que va siempre. Marga cree que la gente no sabe que ella misma se hace sus trajes y que tiene la terraza llena de patrones, hilos y telas. Cuando su hija cumplió diez años, decidió enseñarla a coser. Los sábados, de diez a doce, la sentaba en aquel taburete marrón y medio roído que compraron en Pryca y le enseñaba a poner la bobina en su sitio y a que los pespuntes no le salieran torcidos. Después, le obliga a pasar un trapo a los platos y a las cacerolas del ajuar que, desde que tiene cinco años, guarda en el armario izquierdo de la habitación de la niña.

El otro día, Marga se encontró en el autobús con Silvia, la mejor amiga de su hija en el cole. Está estudiando arquitectura. "¿Todavía sigues estudiando? Pues Ana ya lleva dos años trabajando en la peluquería y muy bien, muy contenta. Está mirando un piso con Pedro en el barrio nuevo". Cuando Silvia baja del autobús, mueve la cabeza de un lado a otro. "Pobre chica, 22 años y todavía estudiando"

Su hija, con 10 años, ya hacía divisiones con decimales. Su hija repitió tercero dos veces, la metieron en diversificación curricular y a duras penas pudo terminar la ESO. Su hija fue la primera a la que le salieron las tetas de entre sus amiguitas. Sin embargo, su regla fue la última en llegar, y eso que todas las noches rezaba por que le bajara. Incluso la llevó al médico un par de veces para preguntarle si todo iba bien, porque no era normal que una niña tan desarrollada todavía no tuviera la regla, cuando sus compañeras de cole, algunas casi planas, ya llevaban un año con ella. Ahora su hija es peluquera y se va a hipotecar de por vida con su novio en un piso de 90 metros a dos barrios del suyo. Pronto se quedará embarazada, dejará la peluquería y le enseñara a su hija (¡por Dios, que sea niña!) a confeccionar su propia ropa. Será feliz, tan feliz como ha sido ella en sus cuarenta años de casada. Cuando algún atisbo de duda o pena cruza su mente, se sube a la banqueta roída y pasa un paño a todas las piezas del ajuar. Alguien con unos platos tan bonitos nunca podrá ser infeliz, repite una y otra vez.