12 julio 2009

28. Padre


Soy tu padre putativo, tu protector, tu 'eye in the sky, looking at you'. Al menos fue así tiempo atrás, hace unos siete u ocho años. Creo que no hace falta decir nada más, por mucho que me dedique a redactar al borde del coma etílico. Bueno, sí, sólo una cosa: estoy seguro de que nadie ha rezado por ti como lo hice cuando teníamos catorce años, para que no te equivocaras cuando leías en voz alta y no te trastabillaras cuando llegaban las erres seguidas de consonante. Si el mundo fuera justo, si tú fueras justa y fueras capaz de aplicar correctamente el sentido de la palabra amistad, ésa que tantos quebraderos de cabeza nos lleva años dando, me estarías venerando eternamente, subyugada a todos mis designios, a todo lo que yo te pidiera que hicieras. Aunque no lo creas, no soy tan hijo de puta. Ni siquiera te pido que me devuelvas los rezos, fíjate lo que te digo. Simplemente te ruego que huyas, o que despiertes, o que, al menos, nunca más vuelvas a ser eclipsada. Eres la mejor entre tanta mediocridad, traducida en faldas cortas, sonrisas pícaras y locales con flores en las paredes. Eres la rosa entre la mierda, la última esperanza en un mundo para el que, reconócelo, no estás hecha.

Huye. Despierta. Lo que sea, pero hazlo ya. Me estoy cansando de esperar.

Fdo: Tu padre putativo

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