18 marzo 2009

3. Reforzando las costuras de mis bolsillos

¿Dónde están? ¿Por qué no vienen? ¿Están escondidos?

Antes nos hacíamos cada día estas preguntas. Ahora que hemos dado con la respuesta, nos reímos de lo gilipollas que hemos sido al no encontrarla antes. La solución es simple. A pesar de lo que creíamos, nunca han estado presentes y siempre, desde el comienzo de los tiempos, han estado muertos. Hemos tardado algunos años en darnos cuenta, pero ahora que somos conscientes de que los príncipes azules no existen no vamos a perder más el tiempo.

 Es cierto que nos va a ser imposible dejar ciertos hábitos: quejarnos, esperar llamadas, analizar abrazos y besos, perder el tiempo, cotillear… Pero nunca más volveremos a autoengañarnos pensando que el amor constituye el pilar fundamental de nuestra felicidad. Tras la revelación, vamos a centrarnos en ser felices siendo amigos, hijos, hermanos, colegas, rollos, alumnos, compañeros y, también, si acaso, amantes. Buscaremos, esperaremos y nos divertiremos, sí, pero nunca más volveremos a pensar que no somos felices porque estamos solteros.

Sarita dice que denominarles accesorios o complementos suena algo fuerte, que para ella un complemento es una pulsera o un bolso. Quizá la metáfora no vaya del todo desencaminada. Hoy me he levantado con la intención de, a partir de ahora, reforzar las costuras de mis bolsillos, para que no me haga falta nada más para llevar el móvil, el bono, la cartera. De vez en cuando, si me siento preparado o simplemente si me apetece, descolgaré de mi perchero de Ikea de 1,95 la bolsa de la FNAC, mi bolso de cuero falso o el “saco-bonito”. Aunque ahora mismo no lo descarto, puedo utilizar uno cada día, ir variando. También cabe la posibilidad de comprarme uno nuevo y ponérmelo solo un día, dos, o quedarme con él durante meses, incluso años. Pero de lo que estoy realmente seguro es que, si quiero, puedo salir de casa sin nada, con todas las cosas dentro de los bolsillos, que ya estoy comenzando a hilvanar.

Y así, puntada a puntada, descubriremos que somos naranjas enteras. O kiwis. O sandías.

1 comentarios:

Mrs. Blogspot dijo...

Voy a salir directa para la mercería que tengo muchos bolsillos que hilvanar :)

Publicar un comentario