29 junio 2009

24. Pablo y Eva

Hay historias que nos obsesionan, que nunca podrán salir de nuestras cabezas hasta verlas plasmadas en una papel o en una pantalla. La mía comienza en dos lugares distintos, en un centro de salud con las paredes marrones y en el tercer vestuario a la izquierda del HyM de Gran Vía. Un chico descubre que no tiene VIH y una chica se mira al espejo y llora tras darse cuenta de que las curvas que ha ganado en los últimos seis meses le sientan bien.

Él soy yo, básicamente, o al menos, el 'yo' que creía ser hace un par de años, ése que la gente no acaba de entender. Probablemente se acabe llamando Pablo. Ella, una tal Eva, son tres personas a la vez: Emma, Laura y , a veces, también yo. Ambos se refugiarán en Madrid, como hicieron el Juan Olmedo y la Sara Gómez de 'Los aires difíciles' en Cádiz. Ellos también pretenden olvidar, por eso huyen de Huelva y de San Fernando de Henares, de Enrique y de Carla, respectivamente. Para ello, para enterrarles defintivamente, se conocerán, se fagocitarán y se destruirán mutuamente, absorbiéndose en las salas de cine, los locales llenos de humo y la habitación de los pósters que cambian cada dos por tres. Se querrán a destiempo y se pondrán zancadillas, para luego sanar sus heridas con besos y conversaciones poscoitales.

Dieciséis años después, Pablo ganará un Goya. Lo hará con una película, 'Tribunal', de la que ni siquiera le gusta el nombre (él la que quería llama 'Esto'). Dieciséis años después, verá a Eva en el Metro, caminando por el pasillo de la línea 10, mientras lee a Cunningham. Ella seguirá igual de guapa.


1 comentarios:

Mrs. Blogspot dijo...

Me encanta. Me encantan las historias de encuentros y desencuentros, eso ya lo sabes.
Y yo tb colecciono historias en mi cabeza con las que algún día, si me doy la oportunidad, os enseñaré.
mua!

Publicar un comentario